Friday, June 02, 2006

Chile y el Metrobus

En la Ciudad de México el sistema de transporte colectivo oscila entre las guaguas cubanas y el subway neoyorquino. Recientemente también se incluyó un sistema de autobuses express similar al sistema de Colombia llamado TransMilenio, en México le llamamos Metrobus.

En un dia normal transbordar del Metro o el Metrobus a los peseros (el nombre viene de viaje por peso, no de acuario) es saltar del primer mundo (no necesariamente rico) al tercero (ese si muy jodido). Los peseros son el equivalente a las guaguas de otros países: incomodos, inestables, con choferes que aprendieron a manejar en camiones de redilas y normalmente atorados en el tráfico. Personalmente trato de evitar esas maquinas verdes y solo los tomos en caso de extrema necesidad.

El Metrobus fue construido, como su primo Transmilenio, con dinero del Global Environmental Facility, un fondo administrado entre las Naciones Unidas y el Banco Mundial. Es bastante eficiente aunque siempre va muy lleno, reflejo de la relación calidad-precio. De manera conjunta se hizo el segundo piso del periférico y podría afirmar que entre la población hay una clara preferencia por los proyectos de tranporte público que por los de ampliación de vias vehiculares. Un taxista me comento hace poco que habría sido mejor que el segundo piso fuera un tren ligero. (una opinión merecedora del mejor de los urbanistas).

En Chile tras el anuncio de Michele Bachelet, presidenta socialista, de quitar el subsidio al transporte público para estudiantes y cobrarles el pasaje de ahora en adelante, los estudiantes de secundaria tomaron las calles en son de protesta y declararon un paro. Si alguien se asombró con los jovenes de high school tomando las calles de Los Angeles, los secundarios chilenos son más jóvenes, mas provocadores y mas aguerridos. Las fotos de los periódicos muestran a chavos (hombes y mujeres) de nos mas de 16 años arrojando piedras a la policia o siendo llevados a una “julia” (patrulla-celda). Para darse una idea, en México la secundaria es parte de la educación básica, es decir, personas que no hace mucho dejaron la niñez tomaron las calles.

Aqui hay varias lecturas: o Bachalet nunca fue a la secundaria, o la llevaba el chofer de su papá, o definitivamente el estado chileno esta en tales aprietos financieros que no puede satisfacer las demandas de estos jovenes tras dos semanas de movilizaciones. Parece que la respuesta es la tercera. El padre de Bachelet fue asesinado por la dictadura, asi que seguramente no tuvo los beneficios de un chofer. Seguramente conoce lo que el subsidio al transporte significa para un adolescente. El problema es que según los argumentos de la presidenta “es imposible cumplir todas las demandas de los estudiantes”. El asunto es grave si se considera que esta es una presidenta de izquierda y esto no hace más que alienar a futuros votantes.

Una solución sería que, en una jugada maestra, Bachelet convenciera al Global Environmental Facility de darle fondos para seguir el ejemplo de Colombia y México. El gran riesgo es que tendría que convencer a los washingtonians de que necesita conservar el subsidio a los secundarios. De no lograrlo las protestas estudiantiles podrían empezar a cantar que les quitaron el transporte gratuito por una exigencia del Banco Mundial. Un interesante reto para su Ministro de Finazas, Andres Velasco.

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