Monday, May 26, 2008

Grandes Hits (parte 2)

El fin de semana pude leer mas de la mitad de los cuentos antologados por Tryno Maldonado. El saldo es dificil de determinar. La propuesta, si es que existe, es muy heterogenea.

Empezamos con un par de cuentos muy sexuales, uno de ellos masoquista hasta el astío. Muy bien escrito, pero no el tema que me invita a leer con detenimiento. Si el autor busca atrapar a su lectores por el morbo, ha de ser un triunfador. Estas piezas sexuales se confunden con otras muy psicológicas que urgan en lo esquizofrénico. Una de ellas trata sobre la obsesión de un escritor en ciernes con el perro del vecino. Interesante el tratamiento del asesinato como arte pero es más bien una pesadilla. . .

De los mejores son los cuentos de ciencia ficción. Una historia de un migrante oaxaqueño en Marte y la de un cura católico que se le descompone el software. Esta última, escrita por Jorge Harmodio es la historia en la falla del sistema operativo (parece que de la fe) de una parroquia que comparte sede con un templo budista. Harmodio hace uso de su formación profesional de lingüista informático y escribe un cuento con el que comulgo, al menos literariamente.

Muy cercano al genero de ciencia ficción, pero más preocupado por la actualidad esta Montagner con un relato aparentemente autobiográfico. Escribe sobre un laboratorio en algún lugar de Europa, parece que en Inglaterra. Montagner logra una atmosfera no muy agradable, pero reconocible para cualquiera que haya pasado por alguna universidad del primer mundo. La frialdad sajona es muy manifiesta, cuando un compañero de laboratorio británico le comunica con gran indiferencia al personaje mexicano, que acaba de recibir una llamada de México y que la perdio. Ni soñar que el inglés hubiera ido en busca de su condiscipulo para avisarle de la llamada.

Conectando con Montagner se encuentra un cuento de una cocainómana (mexica y racista) en Brixton. Bien escrito, con buen ritmo, pero con un tema bastante frívolo y una mala aproximación al "political correctness". Eso si, muy mexicano, es como un Memin Pinguin para adultos, con todo y la pregunta de qué tiene de malo decir "negrito". Este cuento también conecta de alguna manera con lo kinki de los dos primeros, cerrando ese círculo.

Hay un par de relatos que me parecen, estos si, bellos. Uno es el relato de Mayra Luna, quien cuenta la historia de una mujer que lucha con su sombra al estilo Peter Pan. Si bien la narración trata sobre los temores de una mujer joven pero madura, y en palabra de Tryno Maldonado el cuento es sobre "la amenaza (que) proviene de algo intangible, de un alter ego malévolo, desdoblado a partir de la extrañeza de su propia corporeidad (la búsqueda de lo que parecía provenir de afuera siempre estuvo adentro)". Me dieron ganas de abrazarla cuando me di cuenta que podría estar temerosa de su propia sombra, me conmovio su vulnerabilidad, su desvalia. La cita (involuntaria o no) a Peter Pan me resulta una hermosa reflexión sobre el paraiso perdido de la infancia. Tal vés sea parte de la orfandad menconada por Tryno en su prologo. En la misma tónica creo se encuentra la historia del abuelo ciego escrita por Paul Mallard. Un cuento que logra cierta poesía visual. Material muy maleable para un cortometraje cinematográfico.

La explicación sobre la heterogeneidad de los relatos nos la entrego el suplemento Babelia de El País éste sabado. En el número titulado "Reinventar America" se encuentran varios ensayos sobre la heterogenidad de lo que parece ser el fenómeno literario latinoamericano.

Recibí un comentario de La Polla. Se declara en contra de mi entrada escrita el jueves en éste blog. Me descalifica y me achaca una gran ignorancia, para después alinearse con los Grandes Hits cual fan de Timbiriche. Me cae que por ese tipo de snobismo la gente no lee en México. Alivianate Polla, es cuestión de gustos. . . Por cierto y para terminar, Tryno Maldonado explica en el prologo de su libro que elimino los "one hit wonders". Bajo ese criterio Juan Rulfo habría quedado descalificado de haber hecho el ejercicio el siglo pasado. Me pregunto si llegaremos a tener clásicos. En música ya sabemos que no, a menos de que les guste Timbiriche.

1 comment:

Anonymous said...

Te recuerdo que Rulfo escribio dos libros y no uno solo, pero chido tu post anyway. Saludos....