Friday, July 28, 2006

American Citizen



Todas la mañanas salgo del metro o bajo del autobus y paso a alguna cafetería por lo menos a tomar un café. Normalmente evito Starbucks, Dunkin Donuts y mcDonalds. Su café no es malo pero no me gusta engordarle los bolsillos a las grandes transanacionales. Esto es reciente. Cuando vivía en Boston solía desayunar un café y un sosach croissant en DD. Todas la mañanas, casi de manera religiosa, iba al DD más cercano a mi casa y tomaba ese desayuno en un establecimiento abarrotado de oficinistas y obreros. Desayuno a la working class.

Hoy en la mañana repetí ese ritual. Aunque ya no acostumbro visitar Donkin Donuts no había ningún otro local abierto a mi paso. En la cola, enfrente de mi, había dos personas: Un yuppy venezolano despistado y disfrazado de turista; y un hombre negro con un morral y chamarras desgarradas por haber dormido en la calle quien sabe hace cuento. Un homeless que seguramente más de una vez ha pedido spare change frente a un establecimiento como éste. Enseguida recordé mis desayunos en Central Square, con la gran diferencia que este hombre, claramente de alguna región de los Estados Unidos, se encontraba enfrente de la Glorieta de Colón en el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Sin duda había vagado hasta llegar a esta Gran Ciudad de México. Tal vés tras Katrina su destino lo había traido a esta ciudad. Dichoso él que puede cruzar esa frontera cuando quiera y regresar cuando lo desee, de ida y de vuelta. Tambén me recordó la gran migración afro-americana de principios del siglo XX del Sur de los Estados Unidos a la Costa Noreste. Migración premonitoria del Renacimiento de Harlem.

¿Recibirá México esta migración de desprotegidos del sistema americano? Finalmente no tienen ninguna restricción para hacerlo. No estaría mal si tuvieramos nuestro propio Renacimiento.

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